Durante un encuentro con empresarios de la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires realizado en la Casa Matriz del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, titular de la entidad bancaria, alertó sobre los costos que sufre el país por la alta inflación y señaló que es un problema de todos pero mucho más de los que no tienen forma de defenderse, porque lo poco que tienen está en sus bolsillos y en pesos, empezando por los que subsisten con planes sociales, los jubilados y la gran masa de trabajadores de Argentina. Esa gran mayoría de ciudadanos hoy tienen serios problemas para llegar a fin de mes y lo poco que cobran lo tienen que gastar para cubrir las necesidades más básicas.
Frigerio advirtió que con estos niveles de inflación no hay crédito de largo plazo en Argentina y las grandes mayorías en nuestro país prácticamente ya no pueden acceder a la vivienda vía un crédito hipotecario. Sólo cuentan con honrosas excepciones como el Banco Ciudad y no mucho más. Es lastimoso observar esta situación acá, mientras que en los países de la región, con estabilidad de precios, hay financiamiento para comprar casas a 30 años, en moneda local y a tasas muy bajas. Esa posibilidad de comprar una casa sin tener sueldos altísimos se está perdiendo en Argentina.
Frigerio también se refirió al impacto de la inflación en el consumo al señalar que “la situación empeora año tras año. Ahora desaparecieron las cuotas e inclusive directamente muchos ya no aceptan tarjetas de crédito. Hace unos meses, antes de que el Banco Central debiera subir las tasas de interés, había 12 y 24 cuotas sin interés en muchos comercios y hasta algunas promociones llegaban a 50 cuotas. Hoy con suerte encontramos 3 o 6 cuotas. El Banco Ciudad mantiene 24 cuotas en algunos rubros pero lo puede hacer porque es un banco público que puede compensar el esfuerzo con otras operaciones y amortiguar el impacto de la inflación para sus clientes pero es una excepción en el conjunto.
Con estos niveles de inflación, los sueldos suben por la escalera y los precios por el ascensor, describió Frigerio y continuó: eso es lo que les acaba de pasar a los jubilados, que en marzo cobran un 11,31% más en pesos, pero les alcanza para comprar 7% menos cosas que en septiembre, fecha del anterior aumento. En muchas actividades vamos a ver lo mismo, aún después que cierren sus paritarias. Los trabajadores y sindicalistas con más años bien saben que cuando la inflación es tan alta no es fácil alcanzarla. El consumo se paraliza por el aumento de precios y por las distorsiones que genera la inflación porque no sabemos lo que valen las cosas. No es porque los empresarios generen la inflación pero sí la inflación da la posibilidad de que aparezcan “aprovechadores”; la pérdida de referencia en los precios da la posibilidad a los “vivos” de aprovecharse de la gente. La parálisis del consumo nos regresa a los problemas de empleo, perdiendo así lo que quizás más valora la sociedad de estos últimos años, la estabilidad laboral.
En el mundo la inflación ya no es un problema. Hay países que crecen mucho y otros que crecen menos, pero son contados con los dedos de la mano los que tienen inflación alta. De hecho somos el país con la cuarta inflación más alta del mundo. Tenemos que pedirle a este gobierno que no niegue más el problema y que no tome más atajos para compensar los errores que se cometen. Para ordenar esta situación los planes del tipo “precios cuidados” se destacan por haber fracaso siempre, sin embargo aparecen como la única respuesta del Gobierno para proteger a la sociedad de este flagelo. El impacto más terrible de la inflación, aunque el gobierno haya decidido discontinuar los índices de pobreza, es que sigue agregando argentinos a los más de 10 millones que ya hoy están en la pobreza, y eso no se puede ocultar, concluyó Frigerio.
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